jueves, 22 de mayo de 2008

AMA LURRA




Nací para quererte, Ama Lurra, para beber de tus fuentes y guarecerme en tus cuevas.

Nací para convivir con tus animales y tus plantas, para cuidarlos y respetarlos, para alimentarme de unos y criar otros, para ver pasar tus años y ser testigo de tus cambios, tus etapas, tus catástrofes y maravillas.

Pero pertenezco a una especie caprichosa, Ama Lurra, que me ha criado para destruirte. Y cada vez que lo pienso algo muere en mí, y cada vez que te daño me duele también, ¿podrás perdonarme algún día? ¿Me acogerás en tus verdes faldas cuando me venga abajo?

Nací para quererte, Ama Lurra, y sin embargo moriré llevándome conmigo parte de ti, mi vida no habrá sido sino un molesto tumor en tu perfecta armonía. Pero volveré a ti, Ama, volveré a fundirme en tu seno, mi tierra y mis mares, mi hogar.

martes, 20 de mayo de 2008

KASPAROV INTERRUMPIDO POR UN JUGUETE SEXUAL VOLADOR

Un vídeo vale más que mil palabras...

http://www.break.com/index/sex-toy-helicopter-interrupts-speech.html

lunes, 12 de mayo de 2008

INOCENCIA FRÁGIL

Ella cree que tiene el control de la situación. Mañana ha vuelto a quedar con él, en su despacho, con otra de tantas excusas solemnes que su joven y revoltosa imaginación le procura. Mañana volverán a analizar otro texto de esos que ella, inconsciente, ha llegado a amar tanto como a su propio ritual de inocente seducción. Sí, en verdad es inocente, puesto que ella sabe que él tiene pareja desde hace muchos años, y que vive con ella (también que viven cerca de su casa, él lo comentó alguna vez, sembrando en la mente de la muchacha fantasías de encuentros inesperados en el parque o por la calle). Además, a ella siempre le han atraído los hombres, maduros, llenos de conocimientos y vivencias, con los que pueda mantener conversaciones y bromas que sus imberbes compañeros ni entenderían, pero su experiencia le dice que estos profesores no ven en ella sino a una buena alumna, con muchas ganas de aprender y un gran futuro por delante. Al principio solía molestarle, ¡ella no era una niña!, pero ahora sabía lo que había y disfrutaba jugando con sus profesores, sabiendo que ni imaginaban las ideas que cruzaban su mente mientras ellos exponían sus teorías con sonrisa bonachona y casi paternal.
Ella cree que tiene el control de la situación, y mientras camina hacia su casa escuchando música y lamiendo un chupachús de fresa, alguien la observa desde su ventana. La observa hoy como todos los lunes a las seis y cuarto, los martes y jueves a las cinco menos cuarto y los miércoles… los miércoles tiene que asistir a esas malditas juntas de departamento. La observa encandilado desde la oscuridad de su guarida, como bestia al acecho de su presa. Sólo que él hace tiempo que dejó de ser cazador. De hecho tampoco se puede decir que en ningún momento de su vida haya sido un gran depredador, él siempre fue de los que esperan a que alguna presa pase desprevenida por su lado y se lo ponga a tiro. La mira y la mira, casi sin parpadear, hasta que dobla la esquina y se lleva consigo esa alegría, ese colorido, esa música silenciosa, dejándolo a él solo con su corazón palpitante y su cabeza aturdida. Mañana la verá, en su despacho, ese al que vuelve en sus más tórridas fantasías, a veces incluso mientras hace el amor con su novia. El sólo pensamiento le hace sonreír ausente, y a la vez le hace sentir miserable, pervertido, asqueroso… ni siquiera sabe qué hay en ella que le haga sentir así. Es una chica mona, sí, con unos ojos verdes selváticos y unos labios carnosos y rosados que a nadie podrían dejar indiferente. Pero por lo demás es bastante corriente, ni siquiera es mucho más inteligente que la media, y quizás sea demasiado consciente de su inocente atractivo. Si eso ya lo sabe él, ya… entonces, ¿por qué no puede sacársela de la cabeza? ¿Por qué le da un vuelco el corazón cada vez que la ve entrar en clase sonriente y parlanchina? ¿Por qué coño sigue esperando verla pasar a diario desde su ventana? ¿¡Por qué?! Se oye un portazo desde la entrada. Él pega un respingo.
- ¿Hay alguien en casa?
Como siempre, esa voz sosiega su corazón inquieto.
- ¡Hola cariño! Estaba aquí asomado, viéndote llegar. ¿Qué quieres que te haga para cenar hoy?

domingo, 11 de mayo de 2008

El malhechor (Antón Chejov)

Frente al juez instructor hay un hombrecillo pequeño de aspecto demacrado, con camisa desgastada y pantalones remendados. Tiene una gran mata de pelo, su rostro está picado por la viruela y sus ojos, apenas visibles bajo unas espesas y enmarañadas cejas, le dan una expresión hosca y taciturna. Del gorro que cubre su cabeza caen unos cabellos enredados que ya hace tiempo que no se peina, acentuando esa imagen de hosquedad arácnida. Está descalzo.

- Denis Grigoriev! –dice el juez.- Acércate aquí y responde a mis preguntas. El 7 de julio el vigilante ferroviario Iván Semiónov Akinfov, que pasaba el turno de mañana por la versta 141, te sorprendió desatornillando una tuerca de las que sujetan los rieles a las traviesas. ¡He aquí la tuerca! La tuerca con la cual te detuvo. ¿Es eso cierto?
- ¿Lo qué?
- Que si es cierto esto que afirma Akinfov.
- Pues sí, está claro.
- Bien. Entonces, ¿para qué estabas desatornillando la tuerca?
- ¿Lo qué?
- Déjate de loqués y contesta a la pregunta: ¿para qué estabas desatornillando la tuerca?
- Si no me hubiera hecho falta, no la habría desatornillado –gruñó Denis, dirigiendo una mirada huidiza al techo.
- ¿Para qué necesitabas esta tuerca?
- ¿La tuerca? Es que nosotros hacemos calas con las tuercas…
- ¿Quién es “nosotros”?
- Nosotros, el pueblo… los mujiks de Klimov.
- Escucha, amigo, deja de tomarme por idiota y habla claro. ¡Aquí de nada sirve mentir con calas!
- Jamás he mentido, ¿por qué iba a hacerlo ahora? –farfulla Denis, parpadeando- ¿Es que puede su señoría pescar sin cala? Si pones un cebo vivo o una gusana en un anzuelo, ¿cómo esperas que se hunda sin cala? Que miento… ¡ja! –sonríe para sí Denis.- ¡Pues vaya negocio del demonio, si el cebo vivo este se queda flotando en la superficie! La perca, el lucio, la lota… siempre van por el fondo, y de los que van por encima, a lo mejor te pica un shilishper, y eso con suerte… Encima en nuestro río no hay shilishperes… a este tipo de pez le gustan los espacios amplios.
- ¿Por qué me cuentas historias de shilishperes?
- ¿Cualó? ¡Pero si es usté el que me ha preguntao! En nuestro pueblo hasta los señores pescan así. El niño más tonto sabe que sin cala no se pesca. La estupidez no tiene límite…
- Entonces, ¿me estás diciendo que desatornillabas esta tuerca para hacer de ella una cala?
- ¡Y para qué la voy a querer! ¿Para jugar a las tabas?
- Pero de cala podías haber utilizado un plomo, una bala, algún clavo…
- El plomo no lo encuentras por el camino, hay que comprarlo, y un clavo no sirve. Mejor que una tuerca no vas a encontrar… ¡si hasta tiene agujero!
- ¡Pero qué clase de tonto eres tú! ¿Es que has nacido ayer? ¿Es que no entiendes, so mentecato, a qué lleva todo ese desatornillamiento? De no haberte visto el vigilante, el tren podía haber descarrilado, ¡podía haber muerto gente! ¡Habrías matado gente!
- ¡Dios me libre, su señoría! ¿Qué es eso de matar? Pero ¿qué clase de proscritos o malhechores cree que somos? Ay Dios, mi buen Dios, nosotros llevamos una vida decente, ¡si es que la sola idea de matar ni se nos pasaría por la cabeza!... ay, virgen de los cielos… ¡qué dice!
- ¿Y por qué cree usted que ocurren los descarrilamientos? Desatornilla dos o tres tuercas y, ¡ahí lo tienes, un descarrilamiento!

Denis entorna los ojos y mira desconfiado al juez.

- ¡Pues nosotros ya llevamos años desatornillando tuercas en el pueblo y Dios nos libre de tener descarrilamientos… matar gente! Si me hubiera llevado un riel o, pongamos, hubiera colocado un tronco a través del camino, entonces, quizás el tren podría haberse desviado, pero ¡psst, una tuerca!
- ¡¿Pero es que no entiendes que con las tuercas se sujetan los rieles a las traviesas?!
- Si lo entendemos… por eso no desatornillamos todas… dejamos algunas… No estamos locos, entendemos…

Denis bosteza y se santigua la boca.

- El año pasado descarriló un tren, -dice el juez.- Ahora entiendo por qué…
- ¿Decía usté?
- Que digo, que ahora entiendo por qué el año pasado descarriló un tren… ¡ahora entiendo!
- Es que ustedes, señores nuestros, para eso son gente instruida, para entender… Dios sabía a quién daba el entendimiento… Por eso usted ha razonado, sin embargo el vigilante, que también es mujik, sin entender bien por qué te agarra del cuello y te entrega… ¡Tú, primero razona y luego me entregas! Lo dicho… a un mujik, mente de mujik… Apunte también, su señoría, que me golpeó dos veces en los dientes y una en el pecho.
- Cuando te registraron, te encontraron una tuerca más… ¿Dónde y cuándo desenroscaste esa?
- ¿Me está hablando de la tuerca que había debajo del baúl rojo?
- No sé donde estaba, pero la llevabas encima. ¿Cuándo la desenroscaste?
- No la desenrosqué. Me la dio Ignashka, el hijo de Semión el bizco. Yo le hablo de la tuerca que estaba debajo del baúl, la que estaba en el trineo del patio la desenroscamos Mitrofán y yo.
- ¿Qué Mitrofán?
- Mitrofán Petrov… ¿es que no ha oído hablar de él? Es el que hace redes y después las vende. Le hacen falta muchas tuercas. Para cada red, unas diez…
- Escucha… el artículo 1081 del código penal dice que por los daños premeditados cometidos contra las vías del ferrocarril, cuando éstos podrían suponer un peligro para el transporte que circule por ellas, y siendo el acusado consciente de que la consecuencia sería una catástrofe… ¿entiendes? ¡consciente! Pero tú no podías saber a qué llevarían tus actos… se le impone el castigo de destierro a los campos de trabajos forzados.
- Bueno, por supuesto, usted ya sabe que somos gente ignorante… ¿acaso podemos ser realmente conscientes?
- ¡Eres consciente de todo! ¡Estás mintiendo, fingiendo!
- ¿Pa qué mentir? Pregunte en el pueblo, si no me cree… Sin cala sólo se pescan brecas, y los gobios… no, ni los gobios te vienen sin cala.
- ¡Cuéntame más sobre los shlishperes! –sonríe el juez.
- No nos vienen shilishperes… Echamos el sedal sin cala flotando a mariposa y nos viene un chub, y eso con suerte.
- Bueno, calla ya…

Se hace el silencio. Denis se balancea apoyándose en una y otra pierna, mira una mesa con tapete dorado, y pestañea como si delante de él no viera un tapete, sino el sol. El juez garabatea a gran velocidad.

- ¿Puedo irme ya? –pregunta Denis después de un rato más de silencio.
- No. Debo arrestarte y enviarte a prisión.

Denis deja de pestañear y, alzando sus espesas cejas, mira confuso al funcionario.

- ¿Cómo que a prisión? ¡Su señoría! No puedo, que yo me tengo que ir a la feria; Egor vende la manteca a tres rublos…
- Calla y no molestes.
- A prisión… si hubiera razones, pues bueno, pero esto… como tú vives bien… ¿por qué? Yo creo que no he robado, ni me he peleado… Y si duda de que tenga atrasos, su señoría, no crea al alcalde… Pregunte al señor consejero… Ni siquiera lleva crucifijo, el alcalducho ese…
- ¡Silencio!
- Si yo me callo… -farfulla Denis.- Pero que el alcalde se equivocó en el recuento, eso se lo juro… Somos tres hermanos: Kuzma Grigoriev, por un lado, Egor Grigoriev, y yo, Denis Grigoriev…
- Me estás molestando… ¡Eh, Semión! –grita el juez.- ¡Llévatelo!
- Somos tres hermanos, -farfulla Denis, al tiempo que dos robustos soldados lo cogen y se lo llevan de la sala.- Un hermano no es responsable del otro… Kuzma no paga, así que responde tú, Denis... ¡Señor juez! ¡Ay, si viviera el barín-general, reino de los cielos, él os enseñaría a vosotros, jueces…! Hay que juzgar con conocimiento, no a lo loco… Él podía azotarnos con la vara, pero siempre con conocimiento de causa…

sábado, 10 de mayo de 2008

10 pieces of me



Haciendo alusión al título de mi blog, y ya que uno de los dos lectores asiduos de mi blog me lo ha pedido, voy a intentar enumerar 10 cosas que me caracterizan:


1. Me encanta ir descalza por la calle. Quizás sea sólo por sentirme un poquito diferente de esa masa borrosa a la que llamamos sociedad, pero a la primera ocasión que se me presenta me quito los zapatos y voy descalza.


2. Me da igual la moda. No soy de las que quieren ir a la moda, ni de las que quieren no ir a la moda, que los especialistas dicen que viven engañadas porque en realidad también tienen su moda. Ni siquiera soy consecuente con mis propios gustos. Hace unos años no pensaba comprarme unos pitillo en la vida y ahora tengo 4 pares. Me pongo lo que en un momento me apetece comprarme y en otro vestirme, y que venga alguien a definir mi tendencia que me la refanfinfla.


3. Soy una ilusa idealista. Aún sigo creyendo en príncipes azules y amor verdadero y eterno, creo en la paz y, lo peor de todo para mi miopía, creo en la humanidad. Cuando conozco una persona, parto de la base de que todos somos buenos hasta que me demuestren lo contrario. Cuando conozco un tío que muestra interés por mí, me trago los prejuicios sexuales que mi educación y mi experiencia me han sembrado en la cabeza e intento creer que quizás este vea algo más en mi que unas piernas con agujero al final. Creo que el dinero que mando a África llega. Quiero creerlo.


4. Llevo el reloj en la muñeca derecha.


5. Los codos se me doblan para dentro.


6. Nunca he tenido ni creo que vaya a tener perforaciones en mi cuerpo.


7. Sí, mis colores favoritos son el negro y el rosa.


8. A mí sí me gusta el nuevo James Bond, de hecho me pone como una perra en celo, así que dejad de repetirme lo maravilloso que era Sean Connery.


9. Siempre me pregunto cómo hay gente que va a casa de los padres de su pareja y, sólo por estar allí y no hacerles el feo, puede comerse un plato que detesta. Yo me considero una chica bastante educada, pero si no me como unos langostinos en mi casa, tampoco me los voy a comer en la de mi suegra, porque allí me van a dar el mismo asco que aquí. Me preocupa que no me mute el nivel de repelencia al pasar por su puerta, la verdad, porque sé que voy a quedar fatal, ¡pero no puedo!


10. Los lugares serios me transportan a los lugares sexuales más remotos y excitantes de mi mente, ya sean memorias o fantasías. Últimos paraderos de calentureidad: misa de Pascua y conferencia sobre el árabe marroquí.


No sé, quizás haya cosas más interesantes de saber de mí que estas, pero son las 10 primeras que se me han ocurrido.


Y voy a despedirme como el odioso presentador de "Al pie de la letra": MUAKAAAAAA

viernes, 2 de mayo de 2008

Ines´s journey (by Guillermo Gutierrez)

(Original version in Spanish at author´s blog: http://falsoprofeta.wordpress.com/)




Ines is uneasy, she feels a strange emptiness in her stomach, but she is not hungry, she just ate a whole anteater.

From her window she looks at the harbour, searching for news from him, but they do not come, so she decides to go and try to find some comfort among the seagulls.

While she walks listening to the sound of the waves, she is distracted by a flutter of clumsy wings: twelve geese and a big pelican land in front of her.

-Hello, -says Inés- You can fly, you have to take me far away from here, I need to see him!

The geese shrug and, with some effort, raise Ines in the air and slowly get lost among the clouds.

Some hours later Ines is deadly bored; as everybody knows, geese do not speak a lot and, to make matters worse, the pelican will not stop telling bad jokes, so Ines yawns and, in a moment of distraction, falls into the Mediterranean. The geese do not even realize that they lost their load…

Ines falls asleep surrounded by the waves, only to wake up and find a shipwrecked man looking at her and drinking rum on a wooden board. Now that she is awake, it is harder to float on the water, so she joins the man on the wooden board.

He does not say a word, but he holds out a very scarred hand that ends in a bottle of the best rum in the Caribbean…

- Hello, mister shipwrecked man, I am looking for my boyfriend… do you know the way to Azerbaijan?

The emaciated man shrugs and points somewhere and, after making sure of getting back his precious rum, he suggests in a hoarse voice that she follows a group of dolphins.

Shortly after that Ines finds the dolphins, who receive her very merrily, twirling in the air above her. Suddenly, one of the dolphins accidentally hits Ines on the head with his fin and they all roar in laughter.

But Ines does not forget her goal and, laughing with them, convinces the dolphins to take her where he is.

Riding on a dolphin, Ines encounters a cruise full of tourists that look like crabs and greet her happily. Ines bids goodbye to her new friends and climbs on the ship.

Ines tells her story, which moves the crew´s hearts, who eventually decide to keep her onboard and take her to Azerbaijan; but when everything seemed to go well, a bunch of pirates attacked the boat.

The pirates take everyone as hostages and make them jump from the board one by one, to serve as food for the sharks, who anxiously await their feast. Ines tells the pirates her story and moves their stone-hard hearts: they will take her to the nearest beach, but she will have to clean the deck.

Ines continues her journey from the beach. Everything around her is sand and dust, and she is very tired, but she keeps walking at the same speed, every step takes her closer to him.

Some hours later she finds a shepherd resting surrounded by a bunch of camels. Ines wakes him up very excitedly and, gesticulating, explains that she needs to see her boyfriend.

The poor shepherd does not understand a word she says and, scared, decides to give this crazy occidental girl a camel so that she will go away and leave him in peace.

Ines thanks the shepherd for his help and continues her journey across the desert riding her camel.

Ines argues with the camel, it is the third time that he tries to bite her; the truth is the camel does not enjoy having to take this total stranger on his back, especially when she cannot stop pulling his ears.

Two bites and a carrot afterwards Ines and the camel have forgiven each other and, without noticing, have left hundreds of kilometres behind.

Ines reaches the Azeri border, but it is closed so she cannot pass. On the verge of despair, she sees a group of gunrunners who want to take arms into the country inside barrels of corn. Ines tells her story and once again they do not understand her, but she convinces them and crosses the border inside a barrel.

The gunrunners leave her after some kilometres and she continues her journey alone.

Ines sees a junk deposit and, rummaging in it, finds a red old bicycle. Pedaling and pedalling she feels how she gets nearer to her boyfriend, her heart beats and she accelerates, she is almost there and she will not surrender…

And finally, she is there. At her feet, great rooks and powerful armies, commanded by the cactus collector, the valiant armies fight and die, but it doesn´t matter anymore, because she is there, and this war just turned into a child´s play.

Because, the truth is, there is still nothing in the world that can stop it from being worth it.